El 17 de noviembre a las 9:30 de la mañana salimos 25 alumnos, acompañados por nuestros correspondientes maestros, regresando a las 17:00h.
Un día completo. ¿Cómo es posible sacar tanto partido a una jornada y pasarlo tan bien?. Conocimos términos de nuestra localidad: Vallondo, Valdegatos, Valbuena, San Martín, El Gollizo, Cerro de Santiago. Ascendimos hasta los 860m. y desde allí pudimos observar, gracias al día tan estupendo que hacía, Alfaro, Milagro, Aldeanueva, Rincón, Calahorra, Pradejón, Tudelilla, Arnedo, Quel y unas impresionantes vistas de Autol, en las que observamos el Cidacos. Recogimos seta de cardo, senderuela y pedos de lobo. Reconocimos el almendro, el pino común, el olivo y el cerezo. También observamos el tomillo, el escaramujo (tapaculos), el romero, la iniesta y algunas otras plantas. Conocimos algunas de las antiguas construcciones que los pastores realizaban en el monte para guardar su ganado y pudimos observar el paisaje de monte y el de regadío, con sus respectivos cultivos, que se encuentran entre los tres montes en los que nos movimos: el Agudo, Isasa y Yerga y comimos algunas almendras y uvas que todavía quedaban por el campo.
Un día completo. ¿Cómo es posible sacar tanto partido a una jornada y pasarlo tan bien?. Conocimos términos de nuestra localidad: Vallondo, Valdegatos, Valbuena, San Martín, El Gollizo, Cerro de Santiago. Ascendimos hasta los 860m. y desde allí pudimos observar, gracias al día tan estupendo que hacía, Alfaro, Milagro, Aldeanueva, Rincón, Calahorra, Pradejón, Tudelilla, Arnedo, Quel y unas impresionantes vistas de Autol, en las que observamos el Cidacos. Recogimos seta de cardo, senderuela y pedos de lobo. Reconocimos el almendro, el pino común, el olivo y el cerezo. También observamos el tomillo, el escaramujo (tapaculos), el romero, la iniesta y algunas otras plantas. Conocimos algunas de las antiguas construcciones que los pastores realizaban en el monte para guardar su ganado y pudimos observar el paisaje de monte y el de regadío, con sus respectivos cultivos, que se encuentran entre los tres montes en los que nos movimos: el Agudo, Isasa y Yerga y comimos algunas almendras y uvas que todavía quedaban por el campo.
Y lo más importante, nos dimos cuenta que con el esfuerzo se obtienen recompensas. Cada cuesta que subíamos nos premiaba con una vista mejor . El compañerismo durante toda la jornada se manifestaba una vez tras otra. La amistad se hacía más amplia al compartir y la alegría por conseguir metas, conocer el monte y disfrutar como una cuadrilla de amigos fluía sin necesidad de forzarla.
Llegamos algo cansados, pero la recuperación es rápida y al día siguiente no se hablaba de otra cosa.
Una frase que emplean en un anuncio y que verdaderamente refleja nuestro sentir: “La auténtica aventura es ir al monte con los niños”.